Es una madrugada de un día cualquiera imposible distinguir de cualquiera, pero no por aburrido sino porque todos los días son igual de buenos. Siempre hay un colega del que agarrarse, humo con el que hacer formas utópicas y un mini para beber cuando te quedas sin saliva por hablar o reír.

En su esquina de la barra sonríen y ríen, no tienen aún 20 años, ni más problemas que conseguir 10€ para tomarse algo el fin de semana, y si llegan otros problemas nunca preocupan, siempre hay una oreja que te escuchara y ayudara, incluso puede que te invite.

La conversación pivota entorno al maldito PP, al pakistaní, al Prestige y esas dos chicas del fondo que están buenísimas.

-Pues la morenita de negro te está mirando Marcos- afirma Alonso con la visión periférica que le da el otro lado de la barra.
-No jodas, será miope -Espeta Lobo con celos.
-Anda chavalín, no te preocupes que yo te hago a la castaña- Dijo Marcos.
-¡Quédatelas tu y hazte un trió!- Contesto Lobo entre risas.
-¿Un trió? ¡No hay huevos! Lo voy a anunciar por la megafonía -Propuso el compi Alonso
-Venga va, diles que estoy disponible para un trió.

Alonso para la música y con voz solemne anuncio.

-Atención, El compañero Marcos está disponible para un trió.

La verdad que se le entendió solo los conceptos de Marcos y trió, pero parece suficiente y Marcos avanzo decidido hacia las dos chicas que entre risas le miraban llegar.

-Hola chicas, soy Marcos…-Eso es lo único que alcanzaron a escuchar sus camaradas.