El sudor empañaba los cristales de las gafas protectoras y tenía la sensación de nadar en un mar de vinagre por el olor penetrante de mi pañuelo rojo que me permitía seguir avanzando entre las bombas de humo de los uniformados.
A su lado Lobo observó un camarada con un cubo de agua que se apresuraba a sofocar la humareda tóxica.
-Ya esta, esto es la primera línea, que se note que estas presente.- Pensó mientras dibujaba una ligera sonrisa de triunfo debajo de la mascara.
La verdad es que llegar había sido todo menos fácil, cada paso ha construido pequeños espacios de libertad ganados centímetro a centímetro; arrancados a los usurpadores, perros sumisos del poder que no cuestionan ninguna orden.
En estos espacios efímeros no hay paro, ni crisis, ni exclusión, ni clases, no existe ninguna opresión ni estado; como una estrella que tintinea solitaria en la noche más oscura pero es capaz de deslumbrar a quien le mira. Todo nuestro esfuerzo, todas las heridas merecieron la pena.
Quien sabe donde estará esta noche o dentro de una hora, si pasará días en el calabozo lleno de golpes, pero no les contará nada, ellos no se merecen conocer esos oasis que creamos; estos ineptos obedientes nunca entenderán lo que es erigir la libertad verdadera.
-Sotto la cobertura-gritaron a la espalda de Lobo.
Una bola silbó cerca de su cabeza mientras se refugiaba tras un contenedor volcado, no había tiempo para ensoñaciones, el avance debe continuar, abrir brecha entre esta última línea sería llegar a la valla protectora tras la que los poderosos se esconde de la realidad que han creado y niegan.
Cuando agachado recoge una piedra del suelo no es Lobo, es la mujer proletaria que postrada limpia las casas de los poderosos; después cuando lanza es el obrero que levanta el inmenso peso de construir un mundo nuevo; les siente a todos a su lado siento la inmensa rabia de su amor empujándole hacia delante sin dudas ni miedos.
Tres compañeros cruzan un vehiculo en la inmensa avenida para evitar la inminente carga policial, va junto a ellos.
-¡Uno, due, tre!- Giran el pequeño Clio unos 50 grados sobre las ruedas delanteras -Uno, due...
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