Lobo se aparto unos centímetros de sus labios y le volvió a rozar la punta de la nariz suavemente con los dedos, ella sonrió frunciendo el gesto.
-¿Por qué siempre me tocas la nariz así?
-¿No te gusta?
-No sé, ¿Qué le pasa a mi nariz?
Lobo se acercó y comenzó a susurrar con pegado a su mejilla.
-Cuando era pequeño mi madre estaba fuera durante semanas o meses, sin verme, cada vez que venía me traía algún regalo y un beso de gnomo, no recuerdo ninguno de los regalos pero no he olvidado ni un solo beso.
Laura sintió una pequeña lágrima donde su piel descansaba sobre el ojo derecho de Lobo. Y también sintió el silencio, el silencio inmenso de una puerta nunca abierta.
-Pero hay algo más, no vamos a volver a vernos, no me llames, no digas nada cuando me vaya sin mirar atrás, soy el Lobo, soy Skin Head, mi camino muy estrecho para llevar compañía.
Foto (via ag2r)